Accesibilidad 101

Problema de accesibilidad: escalera en la Ciudad de la Justicia de Murcia

Problema de accesibilidad: escalera en la Ciudad de la Justicia de MurciaSimplemente un mini-artículo para poner de relieve un fallo que se ve demasiado a menudo. Es un problema de accesibilidad. Se trata de objetos u obstáculos, situados a media altura, sin indicación alguna en el suelo. En el ejemplo de la imagen, una escalera, situada en la Ciudad de la Justicia de Murcia.

Podría parecer que me refiero a que no es accesible para personas con movilidad reducida, o en silla de ruedas…. pero no, no es a eso a lo que me refiero. Veo aquí un problema para las personas con visión reducida o incluso ceguera. ¿Y por qué? Pues porque, como es sabido, estas personas se orientan y deambulan gracias al uso de un bastón, que mueven delante de ellos mismos para detectar obstáculos…. ¿alguien se imagina cómo van a detectar el obstáculo que supone esa escalera de la fotografía?

Efectivamente, si en algún momento una persona ciega camina en dirección transversal a la escalera, puede llevarse un buen golpe, porque, simplemente, no detectará, de ninguna manera, el obstáculo que supone la losa de hormigón (y el riesgo de hacerse bastante daño es evidente). Por eso, simplemente, pedir, desde aquí, un poquito de cuidado con estos temas relativos a la accesiblidad, y más en un edificio público (en el doble sentido de la palabra: porque es de acceso al público y porque es de titularidad pública -de hecho, ha sido pagado por los impuestos que pagamos todos, invidentes incluidos-). Además, se trata de un problema que no requiere de una solución complejísima, creo yo… ¿o sí?

 

Adaptación de viviendas para personas con Alzheimer

Anciana

AncianaEsta pasada semana dimos una pequeña charla informativa en la asociación AFAMUR (Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de la Región de Murcia), acerca de cómo es posible adaptar las viviendas para acomodar, en la medida de lo posible, las necesidades de las personas con demencia o, más en particular Alzheimer.

Repasamos, en primer lugar, lo importante que resulta, de acuerdo con las investigaciones que se han ido realizando desde distintos campos, que la persona con Alzheimer permanezca, siempre que sea posible, y todo el tiempo que sea viable, en su vivienda, que, al fin y al cabo, es su hogar, y las ventajas que supone respecto a recurrir a una institución. Hablamos también, en relación con esto, de cómo se afronta esta perspectiva de envejecer en el hogar («Aging in place» -o escrito «Ageing in place» fuera de Norteamérica) en otros países, y sobre algunas comunidades específicas -de personas mayores, no concretamente con demencias, aunque se tienen en cuenta- que se han organizado (o se están organizando) para lograr esto, alguna también en España. Citamos también un caso llamativo, el de un «pueblecito» en Holanda creado específicamente para atender a personas con demencia, llamado De Hogeweyk, en el que, además de lograr una solución asistencial, se han tenido en cuenta desde la propia arquitectura detalles muy específicos para las personas con Alzheimer u otras demencias. Como curiosidad, citar que existe, en el pueblecito, una parada de autobús falsa, para «parar» a los residentes que deambulan erráticamente por el exterior.

Después, y volviendo al tema del propio hogar, hablamos de la necesidad de evaluar o auditar el entorno construido en el que se desenvuelve la persona con Alzheimer, la propuesta de soluciones centradas en el usuario (y las características que debe poseer ese diseño centrado en el usuario), y la pertinencia de que las soluciones sean llevadas a cabo por personas y empresas que dispongan de una formación y una especialización adecuada.

Estuvimos luego hablando de actuaciones que se pueden realizar desde el diseño arquitectónico para la mejora de las condiciones de la vivienda (y su entorno), con un planteamiento que engloba, simultáneamente, la accesibilidad física y la accesibilidad cognitiva. Tratamos muchos temas a partir de ese punto, incluyendo aspectos como la circulación, la iluminación, el color y su psicología  y su uso como codificador, las puertas y pasos, los muebles, la instalación eléctrica, las distintas dependencias de la vivienda, la -posible y esperable- mejora de algunos comportamientos al adaptar el entorno del enfermo, o el apoyo a la autonomía que tal adaptación puede suponer -y la consiguiente reducción, al menos, en parte, del estrés del cuidador-.

Los asistentes (todos ellos, lógicamente, familiares de personas con Alzheimer u otras demencias), que a fin de cuenta eran los importantes en la charla -y que además nos ayudaron a aprender unas cuantas cosas nuevas-, nos dijeron que les había parecido interesante, con lo cual nos quedamos más que satisfechos.

Carta de un arquitecto a los Reyes Magos

La Adoración de los Magos. Diego Velázquez, via Wikimedia Commons

Queridos Reyes Magos:

La Adoración de los Magos. Carta de un arquitecto a los Reyes Magos
La Adoración de los Magos. Diego Velázquez, via Wikimedia Commons

No es ésta una carta en la que vaya a pedir cosas personales, para mi sólo (aunque evidentemente son cosas que me afectan). Esa otra carta la escribiré luego, en casa, con papel y boli, junto a mi mujer e hijos. Aquí voy a poneros algunos deseos que incumben a muchos arquitectos más, y a arquitectos técnicos / ingenieros de la edificación y, en segundas y terceras derivadas, a muchísima gente más… casi a toda la sociedad española, diría yo, aunque tampoco quiero pasarme.

Lo normal es empezar diciendo si nos hemos portado bien o no… ¿verdad? Pues este año los arquitectos casi ni nos hemos portado, ni bien ni mal, vamos. Se nos ha visto poco el pelo. Aunque algunos nos sigan mirando regular. Pero dentro de ese «perfil bajo» que hemos tenido este año, creo que, en lineas generales, el conjunto de la profesión está formado por gente honrada, trabajadora, y que busca ganarse el pan con el sudor de su frente, exprimiendo sus neuronas y dedicando su tiempo a un oficio bello, sin duda, que nos gusta, sin duda, pero que requiere, como todo en esta vida, esfuerzo, preparación, vocación, dedicación y estrujarse mucho las neuronas, dejándonos las conexiones sinápticas por cada cliente, por cada trabajo, en cada croquis, en cada cálculo, en cada justificación de cada apartado de cada sección del CTE. ¿Que si hay excepciones a esta forma de trabajar entre mis colegas? Pues seguro que debe haberlas. Pero son una minoría -al menos entre los arquitectos que yo conozco no hay ninguno que no viva así esta profesión, en mayor o menor medida-.

Dicho esto, en primer lugar me permito pediros que no dejéis que el Gobierno apruebe la LSCP tal como la han planteado. Es un disparate. Dicen que hay que eliminar unas «reservas de actividad», que es tanto como decir que a ver por qué la medicina tienen que ejercerla los médicos. Y digo yo: pues porque es lo lógico… .¿no? Que es verdad que un veterinario sabe de anatomía, pero no por eso va a ser buena idea que opere a una persona de un tumor en el estómago. A mí me parece obvio, pero se ve que hay quien no lo tiene tan claro. Y no es manía mía hacia los ingenieros, ¿eh? Que son profesionales como la copa de un pino. He trabajado con unos cuantos y saben la tira de lo suyo y se han ganado lo que me han cobrado o lo que han cobrado al cliente, según los casos. Y los arquitectos necesitamos muchísimas veces su ayuda. Pero no es cuestión de dejar que todos puedan hacer todo, ¿no? Vaya, ni siquiera un cardiólogo se metería a hacer una operación de neurocirujía, por muy médico que sea. Si es que lo de quitar esas «reservas de actividad» no se sostiene, por la sencilla razón de que son lógicas.

Aunque ya sé que lo tenéis difícil para mi segundo deseo, ahí va: me gustaría que volvieran los honorarios mínimos. Por varias cosas. En primer lugar, porque esto de la guerra de los honorarios se ha ido de las manos. Hay quien trabaja por debajo de coste. Y eso supone que no va a poder ofrecer en ningún caso un servicio adecuado al cliente. El trabajo será, cuando menos, mediocre. Y es que, además, esos honorarios no dan para pagar el seguro obligatorio de responsabilidad civil, la mutualidad o seguridad social, el IRPF correspondiente, el IVA, etc. Y eso, si me permitís daros mi opinión, es malo para toda la sociedad, y no sólo para el cliente concreto. En Alemania, que para muchas cosas son tremendamente inteligentes, tienen honorarios mínimos para ingenieros y arquitectos. No debe ser mala idea. Ni debe ser tan «anticompetitivo» como nos dijeron cuando se suprimieron en España. Ya hay una petición pública circulando para solicitar la vuelta de los honorarios mínimos. Pero yo lo pongo en esta carta, que me fío de vosotros.

También quiero pediros que inspiréis un poquito a los representantes de los arquitectos para que sepan explicar bien a la sociedad en general, y a los poderes públicos también, cuál es el sentido de la figura del arquitecto. No quiero enrollarme demasiado, pero durante bastante tiempo han estado (quizá toda la profesión ha estado) en su mundo arquitectónico, sin mirar hacia afuera. Y eso no es bueno. Seguro que ahora lo están intentando más que nunca, y por eso os pido que les echéis un cable.

Hay otra cuestión particular que me preocupa y que quiero pediros. Tampoco es exactamente para mi, pero, como he dicho al principio, me afecta también, y puede que en un futuro me afecte más aún. Sabéis a lo que me refiero, y es una filia/fobia muy personal en el ejercicio de mi profesión: es el tema de la accesibilidad. Vale, es verdad que hay normativa sobre eso. Pero se la saltan a la torera cada dos por tres. Hace poco leí a Antonio Corbalán Pinar explicando muy bien por qué es importante no hacer la vista gorda. Y últimamente me encuentro con mucha gente que se muestra bastante indiferente hacia las necesidades de accesibilidad de otras personas. Supongo que es un trabajo que hay que ir haciendo durante muchos años: concienciar a la sociedad. Ojalá incluso se llegue a generalizar la idea -relativamente reciente- de la necesidad de una accesibilidad cognitiva, y que cunda el ejemplo de ciudades como Pamplona, que ha puesto pictogramas en muchos sitios públicos, y también en sus iglesias, para mejorar la accesibilidad para las personas con autismo. Creo que los arquitectos tenemos mucho que aprender, pero también mucho que aportar, en este terreno.

Hay más cosas que quiero pediros, claro. Unas son difíciles y otras imposibles. Pero por eso os escribo esta carta a vosotros, claro. Entre esas otras cosas: que se reactive un poco el trabajo para toda la profesión, que hay muchos arquitectos que lo está pasando bastante mal (además, esto ayudaría también a muchos otros oficios, profesiones y empresas, ¿eh?); que en general se valore más el trabajo intelectual y, por qué no decirlo, el creativo; que consigamos entre todos eliminar cierta visión estereotipada del arquitecto como un personaje prepotente y, además, forrado hasta las trancas -muchas veces de forma injusta o, incluso, ilegal-; también que los arquitectos, como colectivo, nos apeemos del burro y pisemos tierra, para trabajar entre todos por todo lo que he dicho antes…. En fin, tantas y tantas cosas….

Como vosotros sabéis mucho más que yo, traednos lo que sea necesario (pero pensad en lo que os escrito, por favor). Muchos abrazos y dadle un beso al niño Jesús de nuestra parte.