Esta es una fotografía que tomé hace unos años en La Alhambra. Es un edificio (vale, sí, estrictamente no es un único edificio, así que digamos un «conjunto edificatorio») que me fascinó. Y no tanto por la profusión de elementos decorativos sino por algo más, digamos, «metafísico», pero, a mi modo de ver, también mucho más esencial en la arquitectura de la Alhambra. Y me refiero al uso de la luz. Si, como decía Le Corbusier, «La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz», cuando uno visita La Alhambra no puede sino concluir que quienes la construyeron, sabían, sin duda, hacer Arquitectura (sí, con mayúsculas). En la fotografía adjunta se puede ver cómo se articula la luz en los distintos volúmenes, cómo se generan planos y planos con distintos grados de iluminación (por eso me gusta tanto esta imagen en B/N en lugar de su versión original, en color). La luz sorprende constantemente cuando uno camina por la Alhambra, ya sea por los espacios abiertos o por el interior de salas, pasillos, estancias… De repente un contraste, de repente una gradación, de repente una luz que no sabes muy bien cómo entra pero que lo inunda todo, pero sin invadir, sin molestar. Es, simplemente, genial.
Para quienes estén interesados en el mundo de la fotografía, unos datos de la toma:
Cámara Canon EOS 350D, ISO 400, f/5.0, 1/100, Distancia focal 39 mm (equivalente a unos 62 mm)
(P.D. Si te gusta la imagen y deseas usarla para algo, por favor, ponte en contacto con nosotros y hablamos)